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Barco

Las aguas, al fin, se calmaron. Navego ahora en mar calmo, viento en popa, velas desplegadas. Silba el aire y la brisa me sopla la cara. El recuerdo de la tormenta es tan solo recuerdo. Parece lejano, distante... parece que la noche nunca vendrá de nuevo. Es de día. Todo en calma. Pienso... en lo aferrada que estuve a la tormenta, en lo profunda que era, en lo interminable. Y pienso... en la piel mojada en la madera húmeda en la sangre y el espacio y el vacío. y pienso... en los momentos que parecía calmarse daba luz de esperanza y venía de nuevo. Pero hoy hay luz y el recuerdo parece tan lejano... tan frío. Doblegarme a la tormenta hasta amarla. Fundirme como una sola con ella y comprenderla. Hacerla mi pan diario, mi reto, mi lucha. Extrañarla ahora que está lejos, que está distante. Recordarla... solo por placer. Barco que cruje debajo de mis pies. No tengo miedo.

Queja

Agonía. Dos pasos de ignorancia otro más en paciencia, dos de constancia, y siete más de retroceso. Ojos ahogados de palabras. El vacío del mundo se llena con más nada -mentes, palabras, emociones- y sofoca. Torcidas todas las piedras. Torcidas las piedras todo el tiempo y perfectas. El tiempo torcido igual que piedra. Anexo. Alquimia. Intentar convertir en eterno lo material. Búsqueda de paz en guerra. Transformar diamantes en carbón. Gozarse del dolor ajeno, doler del gozo vecino. Hemos incomprendido todo. Pasos hacia atrás. Barcos en alta mar anclados en tormenta suicida. Abajo de los escombros había oro entonces el hombre creó escombro. Xenofobia. Pasos hacia atrás. Romper árboles para sembrar hierro infértil. Ojalá amanezca, ojalá esté dormido el mundo y despierte mañana.

Tormenta vestida de primavera

Buenos días. Soy tormenta vestida de primavera. Soy caos oscuridad y luz sin rumbo. Viento fuerte que golpea hace mella y no mata. Soy lo peor que conozco y la mejor versión de ello. Nunca subestimes mi venganza... Está entre las rendijas de las hojas secas que crujen cuando las pisas. Está en cada espacio retorcido que estuvimos donde el aire se acorta, se hace liviano te falta y suspiras para llenar el vacío porque sientes morir. Está en los cohetes, en los luceros. En el polvo de estrellas que llega a tu puerta cuando estás cansado. En esa pared, en esa mesa, en ese sillón... en el olor que dejé impregnado para siempre en tu mente como sello. Sigilosamente se desliza mi vindicación entre los nefastos botes de acuarelas, entre las flores, entre canciones. Ahí donde sientes que no estoy, ahí donde te das cuenta que mejor hubiera sido yo. Ahí en el tema que no pudiste conversar, ahí en la crítica que necesitas, en la risa que hub...

Tarde lluviosa

No hay nada más adentro. El tiempo contigo es infusión de la que solo salen versos. Encontré una corona y de ella me hice un reino que se quebró con pétalos de gerbera. He decidido andar el camino que me corresponde y dejé olvidados mis recuerdos en tu portón. Tanta letra. Tanta historia. Tanta nada. No hay más adentro. No puede haber otra cosa, solo lo que siempre ha habido, no cambia, ni con sol, ni con lluvia... ni con pétalos de gerbera. Destilo versos... es lo que tengo dentro y el alma acongojada no sabe de otra cosa.

Cuatro Mayos Consecutivos

Azul como agorero, debí haberlo sabido pero era tan sordo el amor tan ciego, que aquella niebla extraña me pareció hermosa y me cantaron dulces las ánimas que traías. ..... Sigilosa entró por mis pupilas, la luz rara de un amor hecho de vino, de acuarelas de canciones y de obsidiana. Entre letras venías, entre trazos, entre mar y estrellas, entre arena y libros, entre parques coloniales y hechizos de antaño. ..... Beso. Desgarró uno a uno todos mis argumentos. Me dejaste helada con la palabra en la boca enredada. Y aquella de tan recia opinión estaba absorta callada... "Dime algo" - dijiste y por dentro me inundaban diez mil sentimientos nuevos y ninguna palabra. Nada capaz de describirte. Hablar hubiese sido dibujar en grises una canción colorida. ..... Tiempo. Todo cuanto estuvimos enredado en mi memoria Eres, sol, un eterno atardecer oscuro... pero no todavía. Cada palabra está dulcemente tallada en mi memoria, ca...

Me da miedo escribir poesía

Me da miedo escribir poesía porque termino a veces con la tarde acongojada. Me gusta el papel en blanco y me aterra su libertad. Porque pareciera que urden mis manos su propia jaula y me construyen un palacio a veces azul a veces no. Le tengo profundo respeto a la palabra. No porque funcione como magia, como unos creen, haciendo lo que les plazca, sino porque habla y no habla conjunto de estupideces a menos que así sea el corazón de quien la porta. Me da miedo la palabra, les digo porque revela interiores. Los ojos, sí, dan paso y redoble pero la palabra hace gala de gran ostento, y con razón aquí el hombre revela su corazón. Me da miedo escribir poesía porque a veces saco del oscuro cajón las ropas más tristes y ando como roca entre rosas. Me da miedo, les digo, en una de esas darme cuenta de lo que llevo dentro. Y días como hoy solo cuento del miedo que me da a veces, escribir poesía.