Azul como agorero, debí haberlo sabido pero era tan sordo el amor tan ciego, que aquella niebla extraña me pareció hermosa y me cantaron dulces las ánimas que traías. ..... Sigilosa entró por mis pupilas, la luz rara de un amor hecho de vino, de acuarelas de canciones y de obsidiana. Entre letras venías, entre trazos, entre mar y estrellas, entre arena y libros, entre parques coloniales y hechizos de antaño. ..... Beso. Desgarró uno a uno todos mis argumentos. Me dejaste helada con la palabra en la boca enredada. Y aquella de tan recia opinión estaba absorta callada... "Dime algo" - dijiste y por dentro me inundaban diez mil sentimientos nuevos y ninguna palabra. Nada capaz de describirte. Hablar hubiese sido dibujar en grises una canción colorida. ..... Tiempo. Todo cuanto estuvimos enredado en mi memoria Eres, sol, un eterno atardecer oscuro... pero no todavía. Cada palabra está dulcemente tallada en mi memoria, ca...
A la sombra de un invierno, tal vez, que se ha gastado con agua y frio y veintisiete atardeceres empolvados sobre este pecho que acumula nostalgias. Solo hoy, solo hoy, solo hoy dije por varios años y vi pasar y traspasar veranos sin oir más que sombras tuyas . Me pareció a veces ver a lo lejos deslumbrarse exquisita la luz que acompaña a las revelaciones divinas y que cambia suertes. Mas yo en este globo que gira o no para dónde no sé, ni cómo y nada, nada que confirme si aún me amas. Ato mis dedos de nuevo a tus palabras y revivo por tres segundos antes de caer en polvo. Ya me parece definitivo este cansancio y recuerdo otra vida en la que jugábamos juntos al mediodía Espejos que reflejaban el sol, un cuaderno de notas con canciones soledad aunada de la más dulce confirmación: tu presencia. Tantas promesas, tantas promesas ¿dónde estás hoy? ¿dónde estoy yo? se abren vacíos entre nosotros. Solía angustiarme estar de este lado y no sé si este poema quiere decir que no me conformo a est...
Descuido A lo lejos entre matorrales se descubre la casa de tonos amarillos La manija que cruje El chillido de la puerta Pero no es viejo el edificio Ni de antiguos corredores. Son mías las paredes carcomidas de descuido y míos los hondos vacíos cubiertos de polvo Al fondo, una ventana que prometía luz se empañó con un golpe y vaso derramado Ay de mí Que pensé Que podría cuidarme “No cuido” Me dijo “Porque estoy solo ” Ni tan ingenioso era Ni yo tan sabia Y abrí. Lirios enmohecidos y otra queja que azul se vuelve a abrir paso entre las habitaciones de soledad Ni el tiempo hace los estragos Que hace el descuido. Y son hondos los pesares de los lamentos cotidianos. ¿Por qué aún si se asolean duelen los témpanos que descubro entre las cobijas que el tiempo adorna de irrelevancia? Suelen pasearse dentro algunos pájaros y son mi compañía antes de volar. Ellos s...
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