No te quedes, o no.

Ah esa tristeza,
la calma y la predecible.
Se apretaba el aire a mi alrededor
y tú no estabas.

Mi espíritu libre gritaba desde el interior
y alrededor de este atardecer
me dice que me vaya
no me quiero ir,
no puedo quedarme.

Y tú, con el tiempo vendrás de nuevo
vendrás y no estaré segura
si fue acaso el viento que hirió mi alma
y te quedarás esperando.

No, no te conviene quedarte,
como las olas incesantes es mi confusión
pero mi esencia te espera
cambiaré de nuevo... o no.

No te quedes, espérame
no te vayas...
calla, esto no se trata de ti,
ya no.

Siéntate al lado de esta oscuridad,
deja que nos cubra
saldré de esto antes que me absorba
antes que la identifique conmigo
o que la confunda contigo.

No te apresures, no intentes calmarme...
todo está en calma
solamente es tiempo de pensar y dejar que esta oscuridad nos cubra
para salir a la mañana siguiente,
en calma.

Ah y yo pensando si hubieras venido...
al fin estoy sola y era lo que quise
pero vendrás,
no me entiendas, no puedes,
déjalo por hoy todo así
que caigan las hojas y lo desordenen todo
mientras al igual que este viento,
luchan ideas en mi interior.

Comentarios

  1. Las contradicciones... El amor... La despedida o el encuentro, ambos peligrosos... ¿Con qué identificarnos? ¿Cuál es el peligro? Asumir el riesgo del amor, o caer en la oscuridad.

    Me alegra que hayas vuelto a publicar.

    Besos desde Bs. As.

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  2. Pablo, me encantan tus comentarios. Gracias a ti, mil gracias por leerme.

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