Así que el temor una vez más se filtraba en sus pensamientos. Ella era fuerte, lo sabía y, sin embargo, a veces le cansaba el serlo. Nadie le pedía que lo fuese, pero se sentía obligada... viéndolo bien, le gustaba el hecho de que otras personas la admiraran por no ser igual de sensible que todas las otras mujeres de su edad.

Pero esta era una de esas ocasiones en las que al empezar a enfrentarse a algo, se recordaba de otra vez que había pasado lo mismo, y el pasado hacía que en su cerebro latieran recuerdos de veces que no había salido bien. Esta vez podía ser igual. Esta vez podía ser diferente.

El único recurso que tenía, lo único que había en su mano, lo único que estaba de su parte, lo tomó y se aferró a ello como si ese fuese su último paso en esta vida.

Se levantó de donde estaba, tomó la desición y esperó buenos resultados.
Sin darse cuenta que era lo mismo que hacía el mundo; lo que hacía que el mundo se moviera.

"Ad alzarsi!"

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