Muerte
Decidida me persigues ya mordiéndome los talones, cada que respiro, mi bienvenida compañía. Tejes pensamientos y pareciera urgirte la sangre que llevo dentro, y a cada latido vuelves a acercarte. ¿Por qué te engrietas para mostrarte mientras me veo en el espejo, hermosa? ¿Por qué me cantas la segundera de canción de cuna, y negra te pavoneas peligrosa? Me has hecho abrazar feroz esta vida que llevo de temporal tatuaje, este minuto en el que decides no llevarme. Te medito, pobre enemiga vencida, que ha de ser solo tu camino que ha de ser, Muerte, muerte tu agorero. Que al día final no habrá quién te abrace, que con el mismo puñal con el que golpeas desdichada has de decir tu última frase.