Descuido
Descuido
A lo lejos
entre matorrales
se descubre la casa
de tonos amarillos
La manija que cruje
El chillido de la puerta
Pero no es viejo el edificio
Ni de antiguos corredores.
Son mías las paredes
carcomidas de descuido
y míos los hondos vacíos
cubiertos de polvo
Al fondo, una ventana
que prometía luz
se empañó con un golpe
y vaso derramado
Ay de mí
Que pensé
Que podría cuidarme
“No cuido”
Me dijo
“Porque estoy solo”
Ni tan ingenioso era
Ni yo tan sabia
Y abrí.
Lirios enmohecidos
y otra queja
que azul se vuelve a abrir paso
entre las habitaciones de soledad
Ni el tiempo hace los estragos
Que hace el descuido.
Y son hondos los pesares
de los lamentos cotidianos.
¿Por qué aún si se asolean
duelen los témpanos que descubro
entre las cobijas que el tiempo
adorna de irrelevancia?
Suelen pasearse dentro
algunos pájaros
y son mi compañía
antes de volar.
Ellos sí pueden
A esta altura uno diría
Ya no duelen las hojas caídas
Ya no molestan las capas de polvo
Pero aún la micra mella
En este palacio roído.
Ojalá la caricia de una escoba vieja
hubiera llegado
antes que el golpe certero
del polvo.
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